La pandemia de Covid-19 ha tenido un profundo impacto en nuestro comportamiento y, en particular, en nuestra forma de viajar, creando nuevas tendencias en el turismo, como el ecoturismo. El ecoturismo (o turismo sostenible) es más popular que nunca. Su credo es contribuir a limitar el calentamiento global, proteger la biodiversidad y promover las cadenas de suministro cortas y el saber hacer local.
Los viajeros están deseosos de dar sentido a sus vacaciones y disfrutar de una experiencia auténtica en viajes menos remotos pero más responsables. Abogan por la movilidad suave, los viajes responsables, los destinos ecológicos (como Costa Rica, un modelo en su género) y el turismo cultural. ¿Cómo lo consiguen? Saliéndose de los caminos trillados y conociendo a la población local, y las cifras hablan por sí solas.
7 de cada 10 franceses quieren viajar de forma sostenible (según un estudio de Harris Interactive de 2018). Es más, el 90 % de los franceses afirma preocuparse por el medio ambiente cuando viaja.
El ecoturismo es la prueba de que la crisis sanitaria está dando lugar a nuevas formas de turismo. Pero, ¿es el turismo responsable el futuro del turismo? No tan seguro... De hecho, el turismo responsable sólo representa el 1% del mercado turístico en Francia. A los profesionales del sector les cuesta dar el paso hacia la ecorresponsabilidad.
La etiqueta ecológica europea y la llave verde son las excepciones para los hoteles y proveedores de alojamiento. Son pocas las agencias de viajes comprometidas con el turismo verde.
El ecoturismo en Francia dista mucho de contar con un apoyo unánime. Sin embargo, el sector turístico, que emite el 8% de los gases de efecto invernadero del planeta, tiene mucho que decir a favor de la ecologización. El cambio climático y el desarrollo sostenible están en boca de todos.
